Por Sofía Sepúlveda
La vida de una madre es, en muchos casos, un camino de descubrimiento y aprendizaje desde el primer al último hijo; pero no es para todos igual. El cambio que significa traer una nueva vida al mundo afecta de distinta manera a cada mujer, pareja o familia; mucho más cuando la edad no te “acompaña” socialmente hablando.
¡SOY ADOLESCENTE!
La maternidad juvenil es un mundo desconocido para muchos; pero del cual se atreven a hablar sin siquiera conocer. Una compañera nos ha dejado conocer desde la intimidad de su vida como ha sido la maternidad adolescente.
"Empecé a faltar cuando tenía treinta y cuatro semanas de embarazo; a partir del mes de mayo, desde allí me dieron el prenatal…" La vida escolar no está diseñada para acompañar un embarazo; ya sea por los nuevos compromisos que una madre debe adquirir o por las responsabilidades que tiene desde antes; ella nos cuenta como ha sido desde el inicio de todo; desde como tuvo que dar a conocer la noticia al establecimiento hasta lo que ha cambiado su vida.
¿Cómo has continuado con las distintas materias cuando no podías estar presente en las clases?
"Antes de irme con prenatal hablé con el jefe de UTP y quedó escrito que las notas que alcanzara a tener pasarían al segundo semestre; tuve una o dos notas por materia, así que mientras no estuve en clases sólo preguntaba los contenidos que pasaban o si es que me había perdido algo muy importante. Y ahora que volví he retomado todo casi normal e igual a las demás."
¿Qué procedimientos te hiso seguir el liceo para constatar el embarazo?
"Lo primero que me pidió el Liceo para constatar el embarazo fue una ecografía, después me derivaron a la orientadora, luego al jefe de UTP y a la asistente social para poder hablar con ellos, además de citar a mi apoderado."
¿Qué facilidades te ha dado el liceo para conllevar el embarazo?
"El liceo, cuando yo estaba embarazada, me facilitaba el tema de los controles con la matrona. El estar embarazada no cambia mucho las cosas, así que las comodidades no eran muchas.
¿Cómo ha cambiado tu rutina diaria en los meses prontos a dar a luz?
"Mi rutina antes de dar a luz a mi hijo fue de caminar mucho y hacer ejercicios ya que yo quería tener un parto normal y rápido, además, como no estaba en clases no había mucho que hacer. En temas de comida, ¡comía mucho! aproveché el estar embarazada para comer arto y para cumplir mis últimos antojos."
La maternidad adolecente no es tan solo un camino de altos y bajos o una época de aprendizaje; también es una lucha constante contra prejuicios sociales los cuales atacan a las jóvenes madres en el día a día.
¿Qué dificultades sociales o personales se te han presentado siendo “madre adolecente”?
"La sociedad de hoy en día tiene muy claro que hay muchas madres adolescentes, pero aun así no faltan las personas que critican por la edad o que miran de manera extraña. Una de las cosas que me pasó fue que en el CESFAM, por ser menor de edad, una persona x me trataba como si fuera tonta, mirándome en menos, dirigiéndose a mí de mala manera haciendo preguntas como que “qué edad tenía que no sabía algo en específico”
¿Cómo fue para tu familia?
"Al principio fue algo impactante para ellos, nadie esperaba algo así, pero aun así me dieron todo su apoyo. Después de dar a luz mi familia estaba muy feliz y emocionada ya que es el primer nieto, primer bisnieto y mi primer hijo. Además, gracias a Dios todo salió muy bien."
La historia de nuestra compañera es una de las tantas que pasan día a día a muchas otras mujeres, las cuales viven intentando hacer lo mejor que pueden tanto con sus vidas como para las de los nuevos seres que han traído al mundo; tratando de aportar desde la difícil tarea de criar a un niño, como con la de mantenerlos en un entorno familiar lleno de amor y cuidado.
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El ideal es que no pase a tan corta edad, el llamado es al autocuidado y la consciencia de lo que esto significa... y como profesa un cartel en nuestro colegio: "TODO A SU TIEMPO... MEJOR CUIDAR LA PROPIA VIDA ANTES DE TRAER UNA NUEVA AL MUNDO".